Iglesia de Stella Maris
Ítem número 31 de 50 en Secuencia Paseo del Parque, Málaga
BuscarLa Iglesia de Stella Maris constituye una pieza de emocionante sobriedad a su paso por la Alameda. Su tratamiento tectónico descarnado que deja visto el cerramiento de ladrillo y la estructura metálica formaliza una monumentalidad propia, desvelando al exterior su lógica funcional en la que el programa de convento e iglesia se organizan de manera vertical. Su singularidad en este paisaje urbano decimonónico se integra sin embargo en la Secuencia urbana de la N-340 a su paso por la ciudad de Málaga.
También denominado Iglesia de Carmelitas Descalzos y Iglesia y convento Santa María de Belén
- Periodo
- 1951–1975
- Relación con la carretera
- Visible desde la carretera
- Estado actual
- Original
- Estado de conservación
- Bueno
- Protección
- CG (inscrito BOJA 25/10/2001).
- Integral (PGOU Málaga, 2011).
- Accesibilidad
-
- Dificultad de acceso: Bajo
- Visita: Según horario
Descripciones
Se trata de un curioso convento en altura, una fórmula que aquí se aplica para salvar el difícil reto de edificar un complejo programa en un pequeño solar a tres calles. El diseño, sobre una parcela claramente rectangular, es el una caja total, en cuyo interior se van sucediendo en altura todos los usos que exigían los Carmelitas Descalzos; iglesia, coro, oficinas, claustro con jardín y celdas. A medida que se aparta del suelo, el edificio se va haciendo permeable, pasando de la rigurosa opacidad de la planta baja a la apertura total del claustro, para rematarse finalmente en un conjunto de 16 celdas incrustadas en el interior de las cerchas metálicas que resuelven la cubierta inclinada a la manera tradicional. La respuesta al entorno se produce desde la discreta monumentalidad, destacando la perfecta integración de materiales y colores con l entorno circundante, pero donde reside el gran interés arquitectónico es en la riqueza espacial interior conseguida a base de simplicidad formal y austeridad en los materiales empleados.
Con las vanguardias de principios de siglo y su posterior expansión en un movimiento de alcance internacional, la arquitectura "el arte en general- dio un salto sin precedentes en la historia. Aquello que se estaba buscando desde mediados del siglo XIX, una nueva arquitectura para una nueva sociedad industrial, pudo alcanzarse con plenitud. En pocos años se pasó del lenguaje academicista, incapaz de generar una nueva arquitectura y una nueva ciudad para la nueva ciudad (problemas tecnológicos, higiénicos...), a una arquitectura tendente a la abstracción, formalmente pura y plásticamente transparente, resuelta de manera pulcra, técnicamente avanzada, sin ornamentos ni añadidos innecesarios.
El Movimiento Moderno en arquitectura, considerado como uno de los productos más característicos de las llamadas Vanguardias Históricas, se desarrolló de modo distinto en cada país en función de una serie compleja de circunstancias de carácter político, económico y en función también de su cultura, tradiciones, disponibilidad de materiales, su desarrollo tecnológico y su capacidad creativa.
De la etapa inicial del movimiento moderno, entre los años 1920-1930, necesariamente experimental, nos han llegado obras preciosas, construcciones con lenguajes dispares, espacios y formas moderada o radicalmente modernas. De los años cuarenta del presente siglo hay testimonios de proyectos que intentan denodadamente romper con la pesada cortina política. En los cincuenta se vive una nueva etapa de dinamismo y capacidad innovadora y se avanza hacia una aceptación creciente y general de los modelos. Los sesenta anuncian una crisis profunda en este sistema moderno, surgiendo actitudes manieristas y cuestionando los postulados anteriores.
Fuente: Base de datos Patrimonio Inmueble de Andalucía
García de Paredes apila con brillantez los usos tradicionales de un convento. Se trata de un curioso convento en altura, una fórmula que aquí se aplica para salvar el difícil reto de edificiar un complejo programa en un pequeño solar a tres calles. El diseño, sobre una parcela claramente rectangular, es el de una caja total, en cuyo interior se van sucediendo en altura todos los usos, con el inevitable gradiente de privacidad que exigían los Carmelitas Descalzos: iglesia, coro, oficinas, claustro con jardín y celdas. Paralelamente, a medida que se aparta del suelo, el edificio se va haciendo impermeable, pasando de la rigurosa opacidad de la planta baja a la apertura total del claustro, para rematarse finalmente en un conjunto de 16 celdas incrustadas en el interior de las cerchas metálicas que resuelven la cubierta inclinada a la manera tradicional. La respuesta a un entorno con un marcado carácter decimonónico como es el paseo de la Alameda de Málaga, se produce desde la discreta monumentalidad, destacando la perfecta integración de materiales y colores con el entorno circundante, pero donde reside el gran interés arquitectónico es en la riqueza espacial interior conseguida a base de simplicidad formal y austeridad en los materiales empleados.
Fuente: Pico Valimaña, Ramón. En Dirección General de Arquitectura y Vivienda (coord.). Momo Andalucía: arquitectura del movimiento moderno en Andalucía 1925-1965. Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Transportes, 1999, p. 202.
Uno de los edificios más valiosos de la arquitectura española contemporánea. Obra capital de su autor, consigue aunar una perfecta integración en el entorno con una arriesgada utilización de materiales. La solución funcional adoptada y la configuración de los espacios significan una subversión de la concepción tradicional de las tipologías conventuales, aunque su volumetría y la optimización de esos mismos materiales, modestos y austeros, lo hacen heredero de las iglesias mudéjares del área granadina, tipología y estilo subyacentes en la mayor parte de las iglesias malagueñas del XVI. Nave de cajón. Cubierta con armadura de limas, que puede llevar una capilla mayor diferenciada en general por la solución de la cubierta, que aquí también se interrumpe en su uso superior provocando una iluminación cenital. El diseo de los objetos litúrgicos, desgraciadamente desaparecidos, y sobre todo el de las luminarias, adquiere sólo pleno sentido en este contexto, a lo que colaboró en gran parte la austeridad de las normas del Concilio Vaticano II.
Fuente: Candau Rámila, María Eugenia; Díaz Pardo, José Ignacio; Rodríguez Marín, Francisco. Málaga: Guía de arquitectura_an architectural guide. Málaga: Consejería de Obras Públicas y Transporte, Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, 2005, p. 88-89.
"Un rectángulo de 14,30 por 33,40 metros con tres fachadas y una medianería, para un programa complejo: una iglesia absolutamente diáfana que ocupara la totalidad de la superficie, y un convento de frailes carmelitas descalzos. Evidentemente, era obligado situar la iglesia a nivel con el paseo de la Alameda; esta condición implicaba superponer el convento sobre ella en tres plantas, la primera para los ambientes comunitarios, la segunda para el claustro y la tercera para las celdas", con estas palabras describe el propio arquitecto García de Paredes las condiciones de este proyecto.
Diferentes fuentes atestiguan que tuvo en todo momento en cuenta las condiciones urbanísticas del centro de la ciudad en el que se insertaba la obra. En una carta dirigida al padre Plácido de Santa Teresa defendía con firmeza sus alzados por ser la exacta traducción al exterior del sentido interno del edificio y afirmaba: "No sólo creo que este edificio no desentonará en la Alameda, sino que ha de encajar plenamente en ella, y desde luego puede estar seguro de que 'parecerá' una iglesia." En esta sensibilidad hacia el entorno, en su carácter discreto y silencioso, se ha querido ver una de las constantes de la obra de García de Paredes.
La fachada principal dispone, sobre un zócalo de mortero grueso, paños de ladrillo rojo entre las franjas longitudinales de la estructura metálica de color gris. Se divide horizontalmente en tres cuerpos, el central, más ancho, flanqueado por dos paños laterales que representan el papel de sendos campaniles. En altura, el cuerpo central se divide en tres partes desiguales, rematado por una cubierta dispuesta casi a modo de frontón. En la inferior se dispone el rectángulo apaisado que forma la entrada, y la superior es un juego de franjas horizontales que se encargan de traducir al exterior la disposición de las plantas conventuales, de tal forma que la galería que rodea en su totalidad la entrada de las celdas (planta superior) vuela en la fachada sobre los amplios ventanales correspondientes al claustro, y bajo ellos se extiende la estrecha franja corrida que indica la cota superior de la planta del refectorio, correspondiendo, exactamente, al espacio del recibidor del convento.
La planta de la iglesia es de nave única, y su cabecera, recta. El interior logra así un espacio unitario, amplio, modulado por la luz y basado en un sutil equilibrio asimétrico. El vacío rectangular diáfano se ve interrumpido en el lateral izquierdo por un corredor aéreo que sirve de comunicación entre la tribuna escalonada, en alto a los pies, y el presbiterio. La geometría simple y limpia que se apodera de todo el proyecto, se extiende también al altar, ambones y candelabros.
La luz es un elemento estructural que consigue articular cierta jerarquización simbólica entre la iluminación cenital y natural, más intensa, del presbiterio, y la más matizada y ambarada que procede de rendijas de la fachada lateral.
El convento descansa sobre el techo de la nave de la iglesia, disponiéndose en tres plantas: en la inferior, el refectorio y otros ambientes comunitarios, como la sala capitular o biblioteca; en la intermedia, un original claustro terraza; y en la superior, retranqueada en sus lados mayores, las celdas.
La construcción de este edificio es contemporánea del desarrollo del Concilio Vaticano II (1962-1965). Y Stella Maris se adaptaba bien a las nuevas disposiciones conciliares, especialmente a las modificiaciones introducidas por éste en la liturgia, cuyo objetivo principal se cifraba en la promoción de la participación activa de los fieles.
La limpia exhibición de su estructura, la desnudez de sus materiales sin refinar, autorizan la filiación neobrutalista de este proyecto, que se adecuaba de manera igualmente eficaz a los principios de austeridad y funcionalidad tradicionales de la arquitectura carmelitana. Basta recordar que en El libro de las Fundaciones, Santa Teresa había recomendado que la casa "sólo cumpla la necesidad, y no (sea) superflua".
Fuente: Méndez Baigez, Maite. Arquitectura del siglo XXI en Málaga.
Catalogación
Tipologías
Tipología | Iglesias |
---|---|
Actividad | Ceremonia cristiana |
Cronología | 1964 |
Agentes
Nombre | García de Paredes Barreda, José María |
---|---|
Figura | Arquitecto |
Actuación | Proyecto |
Año | 1961 |
Protección
- CG (inscrito BOJA 25/10/2001).
- Integral (PGOU Málaga, 2011).
Información documental
- Archivo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. LOREN MÉNDEZ, Mar, Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. Provincia de Málaga. Iglesia de Stella Maris, 2007.
- Arquitectura del siglo XXI en Málaga. Proyecto de excelencia «Arquitectura, ciudad y territorio en Málaga, 1900-2008»
Información bibliográfica
- CANDAU RÁMILA, María Eugenia; DÍAZ PARDO, José Ignacio; RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco. Málaga: Guía de arquitectura_an architectural guide. Málaga: Consejería de Obras Públicas y Transporte, Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, 2005
- Dirección General de Arquitectura y Vivienda (coord.). Momo Andalucía: arquitectura del movimiento moderno en Andalucía 1925-1965. Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Transportes, 1999
- GARCIA GONZALEZ, Enrique... et al.. Plano-guía de la arquitectura malagueña: el centro. Colegio de Arquitectos, 1987
- Plano-Guía de la Arquitectura Malagueña. El Centro. Colegio de Arquitectos de Málaga, 1.987
Datos geográficos
Google Street View | Ver en Google Maps |
---|---|
ETRS 89 UTM Zona 30N | 372860.93713, 4064417.27835 |
SRC WGS 84 | 36°43'01.0"N 4°25'25.0"W |