Urbanización La Nogalera
Ítem número 5 de 20 en Secuencia de la Travesía de Torremolinos, Torremolinos
BuscarLa Urbanización La Nogalera es el primer gran complejo turístico vinculado al casco histórico de Torremolinos; este controvertido proyecto renuncia a una continuidad escalar y urbana con la trama histórica, buscando sus claves en nuevas formas de habitar y de ocupar el territorio. El complejo se eleva sobre un gran basamento comercial que asegura su aislamiento, sobre el que sitúan los espacios colectivos, elemento principal del conjunto, que conectan con la planta comercial a través de patios ajardinados. Organizado en torno a dos calles de nueva creación, la comunicación de los tres bloques que componen el conjunto se realiza por puentes elevados, primando así la conexión peatonal e autónoma del conjunto. El diálogo con la ciudad preexistente se plantea con la inclusión en el borde de una pequeña pieza comercial de contacto y transición con el casco en la que el arquitecto recoge la pequeña escala y las imagen blanca de la arquitectura mediterránea. El resto del conjunto sin embargo plantea una imagen totalmente diferente: los bloques residenciales obvian cualquier alineación urbana, buscando orientaciones en clave moderna con el máximo soleamiento y vistas a los espacios ajardinados del conjunto o bien al entorno natural. Su impecable diseño de espacios colectivos, fachadas y vestíbulos de acceso formalizan una oferta residencial que no renuncia a una calidad arquitectónica en el marco del incipiente turismo de masas. En la actualidad se encuentra muy deteriorado, y por tanto es urgente la llamada de atención hacia sus innegables valores patrimoniales.
También denominado Conjunto Residencial y Comercial La Nogalera y Conjunto La Nogalera
- Periodo
- 1951–1975
- Relación con la carretera
- Visible desde la carretera
- Estado actual
- Modificado
- Estado de conservación
- Regular
- Accesibilidad
-
- Dificultad de acceso: Bajo
- Visita: Privado
Descripciones
El solar donde se ubica este proyecto se encuentra inserto en el casco urbano de Torremolinos, situado en la antigua finca "La Nogalera" de la que el complejo toma su nombre. Tiene una superficie de 23.397,87 metros cuadrados , con una topografía sensiblemente plana y sin vegetación preexistente.
El proyecto aborda el primer gran complejo turístico y de ocio de la zona vinculada al casco histórico del municipio, en la que el arquitecto Antonio Lamela Martínez plantea desde 1961 (terminada en 1966) una solución muy controvertida desde el punto de vista urbano. El proyecto renuncia conscientemente a una continuidad con la ciudad existente y plantea una realidad urbana distinta. La incipiente pero vertiginosa entrada del turismo en la Costa del Sol busca sus claves en las nuevas formas de habitar, de relacionarse con el medio y de ocupar el territorio, estableciendo una ruptura tipológica, escalar y urbanística con lo preexistente. El proyecto incluye en el borde de la actuación una pequeña pieza comercial de contacto y transición con el casco en la que el arquitecto recoge la pequeña escala y la organicidad preexistente y que luego se abandona en la concepción general del conjunto.
El conjunto alberga 242 apartamentos distribuidos en seis bloques de distinta altura -cuatro, seis, ocho y diez plantas- dimensiones y tipologías, albergando viviendas de un tamaño medio de 72 metros cuadrados. En su localización las viviendas se proyectan con grandes superficies de terrazas, buscando orientaciones con el máximo soleamiento y vistas a los espacios ajardinados del conjunto o bien al entorno natural, operando por tanto en el marco de los parámetros proyectuales de la modernidad. Las terrazas macizas que recorren todo el plano de fachada, se destacan con un tratamiento pétreo que lo diferencia cromáticamente del plano de fachada, dando lugar a la horizontalidad tan característica de los bloques. En el proyecto original la parte maciza de las terrazas tenían una altura de 1.20 m. y por petición de la propiedad quedó reducida a 0.50 m. para mejorar las vistas desde el interior, y en opinión del arquitecto esta decisión debilitó el efecto plástico de la propuesta original.
El solar queda segregado en tres parcelas definidas por dos calles de nueva creación. El elemento principal del proyecto lo conforman las zonas comunes, que quedan elevadas cuatro metros sobre el nivel de la calle, configurándolo así como un gran basamento que asegura la privacidad y donde se sitúan los accesos principales de las viviendas. En la parcela Este se proyecta un bloque de apartamentos pero con uso de Apartotel y formalmente se distingue por la configuración escalonada de su fachada. La concepción en bloque de los apartamentos permite liberar este plano de acceso y maximizar las áreas comunes. En dicho plano se sitúan los jardines, las piscinas y el restaurante que hace las veces de club social y cuyo volumen tiene una gran presencia en la composición. Las tres parcelas en las que se divide el complejo se unen a través de puentes peatonales sobre los viales rodados que las definen, haciendo por tanto posible una separación total entre las circulaciones rodadas y las peatonales, que era uno de los objetivos planteados por el proyecto.
La elevación de esta plataforma sobre el nivel de la calle además de conseguir esa privacidad que apuntábamos libera la planta baja donde se sitúa el uso comercial, dejando en la planta de acceso toda la superficie dedicada a los portales y zonas de estancias de la comunidad. Esta zona comercial se desarrolla en los perímetros de cada una de las parcelas, cuando tienen fachada hacia la calle y el resto quedan accesibles a través de galerías interiores. Los locales comerciales fueron revestidos de madera natural para conseguir una homogeneidad en el conjunto. También desde el punto de vista técnico el proyecto plantea soluciones innovadoras desde el punto de vista de la ventilación y de la localización de las instalaciones.
Las viviendas quedan unidas a su vez peatonalmente a estas zonas comerciales, a través de escaleras y rampas que se convierten, al igual que los puentes, en elementos realizados en hormigón visto que se implantan como esculturas geométricas contrastando con la jardinería del conjunto. Algunos de los patios y jardines llegan también a esta cota comercial, reforzando la conexión entre ambos usos y consolidando la unidad del proyecto. La integración con las viviendas se consigue planteando una entrada de servicio a los bloques desde la zona comercial, que queda completada con una tercera conexión a la altura de los aparcamientos. Por último, el arquitecto completa la propuesta con una pieza de dos plantas de conexión con el borde del casco urbano, buscando la transición tanto formal como escalar con las preexistencias urbanas.
La Nogalera sigue siendo hoy referente de ordenación de un conjunto residencial donde prima en su concepción el espacio no construido "espacios comunes de estancia, jardines, piscinas- y que busca la relación con el hecho urbano a través del uso comercial que integra en su programa "con galerías comerciales, restaurantes y bares- así como a partir de una presencia formal que reclama una nueva forma de vida, vinculada con el ocio y el turismo.
La protección de este conjunto es importante ya que además de su indiscutible valor arquitectónico, experimenta con soluciones a nivel urbano que ponen de relieve la interpretación a gran escala de la propuesta del urbanismo moderno con una lectura muy arriesgada del diálogo que se debe establecer con los cascos históricos preexistentes. Por otro lado, el tratamiento de los espacios comunes y en especial de la jardinería y el diseño de los portales de acceso son dignos de mención además de encontrarse en buen estado en la actualidad. La propuesta de inserción del uso comercial dentro del modelo de galería comercial en torno a patios ajardinados de gran belleza debe ser revisitado. Se trata de una solución que no funcionó en su momento pero posee claves muy acertadas en su planteamiento. Por último, el autor ofrece a la nueva clase media consolidada la oportunidad de conseguir, a partir de un cuidado exquisito en el diseño de apartamentos asequibles, aproximarse al sueño elitista de la Costa del Sol. En definitiva, hace posible la paradoja de ofrecer exclusividad al incipiente turismo de masas. Esta arquitectura debe ser por tanto protegida y estudiada en estos momentos en los que el concepto del "lujo" en arquitectura y vivienda en la Costa del Sol se limita a ofertar unas instalaciones de aire acondicionado o a la imitación folklorista de la arquitectura popular mediterránea. Este proyecto hace posible una arquitectura comercial y turística sin alejarse de la línea del discurso moderno residencial y urbano.
Datos Históricos
El arquitecto Antonio Lamela Martínez comienza su actividad profesional en Madrid en 1954, teniendo a partir de los sesenta una actividad continuada en la arquitectura residencial de la Costa del Sol y su capital Málaga, siendo uno de los estudios que establecen la calidad arquitectónica que caracteriza la década de los sesenta en esta parte del litoral malagueño. Una calidad que en el caso de los conjuntos residenciales venían a cubrir una nueva demanda de segunda residencia turística por parte de una clase media que se estaba consolidando en estos momentos y que venía buscando a la Costa del Sol el carácter elitista del turismo más exclusivo de la década anterior. Ese elitismo es el que se transfiere, en el caso de los proyectos de Lamela con gran éxito, al nuevo turismo de masas.
Dentro del grupo de proyectos diseñados por Lamela en la Costa del Sol en los años sesenta se encuentra el conjunto Playamar en Torremolinos que guarda una relación más inmediata en la obra del autor. Ambas operaciones buscan liberar el soporte físico en una traslación de las teorías corbuserianas al contexto andaluz. A pesar de la equilibrada densidad conseguida y de la generosidad de sus espacios no construidos, siguen siendo intervenciones muy controvertidas. La formalización de los bloques tenía así mismo un gran paralelismo con el Conjunto Playamar, con el énfasis en las terrazas y su contraste con el plano de fachada. Dicho proyecto fue posterior, siendo su adjudicación por concurso, tratándose de una operación mucho mayor, con 945 apartamentos, planteados en once torres de 15 plantas y construidas en sólo dos fases. Otros proyectos residenciales del arquitecto en la Costa del Sol durante esta década son el Apartotel Torremar, 1962 en Benalmádena y los Apartamentos Aloha, 1966 en Torremolinos.
Fuente: Loren-Méndez, Mar, "Conjunto Residencial y Comercial La Nogalera, Torremolinos, Málaga" Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea, Archivo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Base de datos Patrimonio Inmueble de Andalucía, 2007.
Esta actuación fue el primer gran complejo turístico-residencial-comercial y constituyó la más espectacular y sólida operación de estas características en la Costa del Sol. El punto de partida del proyecto consiste en dejar la planta a nivel del suelo para la zona comercial y de relaciones y trasladar el jardín principal a la altura de la planta noble. De esta forma, la zona comercial y deportiva se desarolla horizontalmente, mientras que las viviendas lo hacen verticalmente en varias torres.
El proyecto cudió especialmente la cuestión de la ventilación natural de los distintos espacios, así como la intriducción de una planta técnica, elemento ya ensayado en el Hotel Tres Carabelas.
La zona residencial se distribuye en seis edificios, cada uno de ellos con tres accesos: el principal, situado a nivel del jardín; el de servicio, en el nivel comercia, y el de garaje. La distribución interior de las viviendas, muy cuidad, coloca en fachda todos los espacios vivideros, mientras que reserva los centros para accesos y servicios.
Se ofrece al exterior una imagen limpia y rotunda, potenciada por las amplias franjas blancas de las terrazas, que contrastan con los reverimientos y carpinterías de madera.
El tiempo transcurrido desde su construcción, junto con una conservación no demasiado cuidada y las a veces llevadas al límite normativas municipales en cuanto a barandillas y elementos de seguridad, no la han favorecido, aunque sigue conservando muchos de sus indiscutibles valores. La extendida "afición" a cerrar las terrazas ha dañado mucho su imagen suelta y rigurosa.
Fuente: VV.AA. La Arquitectura del sol_Sunland architecture. Barcelona: Colegios Oficiales de Arquitectos de Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Murcia, Almería, Granada, Málaga y Canarias, 2002, p. 269.
Proyectado a partir de 1961 y construido entre 1963 y 1966 sobre un solar de 23.397 metros cuadrados en pleno centro urbano de Torremolinos, La Nogalera fue el primer gran complejo comercial, residencial de lujo y turístico de la zona y una de las más importantes promociones inmobiliarias de España en la época. La zona comercial y de esparcimiento se desarrolla en horizontal, mientras que las viviendas lo hacen en vertical a partir de una media de 4 m sobre el nivel de las calles. La planta baja está dedicada a usos comerciales, con diversos locales que fueron revestidos de madera natural para uniformarlos entre sí y con el resto de construcciones. Estos locales se disponen en los perímetros de cada una de las tres parcelas en que se divide el conjunto y a lo largo de las calles peatonales interiores, conformadas a modo de galerías cubiertas que también se revisten de madera; estas galerías están entrelazadas por patios o plazas ajardinadas descubiertas y dotadas de fuentes, que refuerzan la conexión con los jardines superiores y entre los diferentes usos del conjunto; en ellas se favorece la aireación transversal natural, conformada mediante la separación entre los forjados que delimitan los bloques de viviendas y los de jardinería del primer piso.
Sobre el techo de la planta baja se disponen los jardines para desarrollar en ellos la zona de esparcimiento elevada sobre el nivel de la calle y, por tanto, aislada de la misma. Incluye piscinas y un minigolf, además de un restaurante con dedicación a club social e importante presencia volumétrica en el conjunto. En algunos puntos se crean vacíos para favorecer la comunicación con los jardines de la planta baja. Un componente de clara filiación urbanística son los pasos elevados que conectan las distintas parcelas al nivel de la jardinería en primera planta, favoreciéndose así el tránsito autónomo respecto al de la calle. También se disponen una serie de escaleras y rampas para comunicar directamente los jardines con los patios descubiertos de la planta baja; como las pasarelas elevadas, están realizadas en hormigón visto y constituyen una suerte de esculturas geométricas que contrastan con los jardines. Un elemento novedoso en la época –aunque ya ensayado en el hotel Tres Carabelas del propio Lamela- fue la planta técnica para instalaciones situada entre la planta baja y la primera.
La zona residencial se distribuye en seis edificios de diferentes alturas –cuatro, seis, ocho y diez plantas-, con 242 apartamentos de lujo dotados en origen de aire acondicionado, con una superficie media de 72 metros cuadrados; todos los bloques tienden a la planta rectangular salvo el más meridional, dedicado a apartotel, que escalona su fachada al Este frente de uno de los pequeños centros deportivos para lograr el máximo de intimidad y vistas óptimas. Los dos más altos están coronados mediante unos magníficos luminosos orientados a la plaza. Cada uno de los bloques está además dotado de tres accesos, uno a nivel de jardín (el principal), otro a nivel comercial y el último en la planta subterránea, con acceso a los garajes. Todos los apartamentos gozan de una gran superficie de terraza para el correcto soleamiento y están cuidadosamente distribuidos a fin de colocar en la fachada todos los espacios vivideros y desplazar al interior los accesos y servicios. La terraza, por sus dimensiones, se convierte en una estancia más con una de sus caras abiertas al exterior; los petos que las cierran establecen franjas continuas que contrastan cromáticamente gracias a su tratamiento pétreo respecto al plano de fachada y los huecos, dinamizándose así la rotunda y limpia imagen de los volúmenes arquitectónicos. Estos petos macizos fueron proyectados en origen con una altura de 1,20 m, pero por decisión de la propiedad fueron reducidos en 50 cm para favorecer las vistas desde el interior con el consiguiente perjuicio estético. En el techo de las terrazas se emplea el mismo revestimiento de madera natural que en locales comerciales y galerías cubiertas; en general, se empleó en todo el conjunto arquitectónico materiales cuidadosamente buscados.
El problema de la continuidad del conjunto respecto a la arquitectura tradicional del casco urbano se solucionó mediante la creación de una irregular y estrecha calle comercial flanqueada en uno de sus lados por edificios de dos plantas con fachadas de un característico tipismo andaluz, incorporándose en el intermedio otro edificio comercial de transición para no violentar el paso de lo tradicional a lo moderno. Esta calle soluciona además el problema de la diferenciación de escalas entre lo moderno y la arquitectura preexistente.
El conjunto supuso un hito histórico en la Costa del Sol, siendo una de las grandes promociones inmobiliarias de la época y motor del despegue de un incipiente turismo en Torremolinos junto a las urbanizaciones Playamar, del propio Lamela, y Eurosol. La Nogalera sigue siendo hoy referente en la ordenación de un conjunto residencial donde se prima el espacio no construido. Su proyección aportó una solución de compromiso a la hora de intervenir en un centro de modo arriesgado, contrario a las pautas de reconstrucción historicistas. Efectivamente, el arquitecto renunció conscientemente a una continuidad con la ciudad existente para plantear una realidad urbana distinta. Para ello hizo propias las ideas de Le Corbusier a fin de segregar las vías en función de su velocidad y crear una planta baja que añadía tejido urbano para favorecer mediante calles interiores la circulación peatonal sin obstáculos, bajo los edificios. A la vez, el alzado de los edificios sobre el nivel de la calle permitía la estricta separación de viviendas y circulación rodada, como también la segregación de los espacios públicos y los privados gracias a la situación de las zonas comunitarias sobre el techo de la planta baja. De hecho, el traslado desde el suelo hasta la primera planta de los espacios verdes para favorecer la creación de tejido urbano no tradicional bajo los mismos fue el motor y el gran logro de la propuesta, a pesar de que también se crearon nuevas calles para la circulación rodada entre las distintas parcelas del conjunto. Las zonas comunitarias para el esparcimiento y el ocio, al situarse sobre las calles peatonales y no entre ellas, lograban una independencia absoluta y una intimidad para la vida privada totalmente inédita, que no se interrumpía si quiera en el tránsito entre las distintas parcelas gracias al empleo de las pasarelas elevadas que salvan el tránsito vehicular. Sin embargo, todas estas ideas se asimilaron a un concepto más complejo de la ciudad y ajeno al modelo de zonificación, facilitándose la integración de los diferentes usos de la ciudad moderna y la aparición de espacios intersticiales para posibilitar una transición no traumática con la arquitectura precedente. Sin duda, Lamela alcanzó a formular un elevado número de soluciones novedosas e interesantes a la hora de resolver todos estos problemas de ordenación del espacio. En cuanto a la arquitectura, el empleo de materiales de calidad, las amplias superficies de terraza y los revestimientos garantizaban una cálida habitabilidad. El conjunto, inaugurado en marzo de 1966 por el entonces ministro Fraga Iribarne, fue premiado con la Placa de Oro al Mérito Turístico por el Ministerio de Información y Turismo un año después. En sus locales comerciales se alojaron algunos de los establecimientos con mayor solera de la localidad.
Fuente: Vera Vallejo, Igor. Arquitectura del siglo XXI en Málaga.
Catalogación
Tipologías
Tipología | Edificios residenciales |
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Actividad | Residencial |
Cronología | 1963 |
Tipología | Locales comerciales |
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Actividad | Comercio |
Cronología | 1963 |
Tipología | Jardines |
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Actividad | Ocio |
Cronología | 1963 |
Tipología | Urbanizaciones |
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Cronología | 1963 |
Agentes
Nombre | Lamela Martínez, Antonio |
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Figura | Arquitecto |
Actuación | Proyecto |
Año | 1961 |
Nombre | Lamela Martínez, Antonio |
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Figura | Arquitecto |
Actuación | Dirección de obra |
Año | 1966 |
Información documental
- Archivo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. LOREN-MÉNDEZ, Mar, Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. Provincia de Málaga. Conjunto Residencial y Comercial La Nogalera, 2007.
- Arquitectura del siglo XXI en Málaga. Proyecto de excelencia «Arquitectura, ciudad y territorio en Málaga, 1900-2008».
- Catálogo Patrimonio Arquitectónico, Revisión PGOU Torremolinos, aprobación provisional 2010.
Información bibliográfica
- LAMELA MARTÍNEZ, Antonio. Memoria de Proyecto de "Conjunto Residencial y Comercial La Nogalera". Desconocida, 1963.
- LAMELA MARTÍNEZ, Antonio; MARGITIC, Elida ; LAMELA Y DE VARGAS, Carlos. Conjunto La Nogalera. 1992, p. 69-71.
- LOREN MÉNDEZ, MAR. Topografías del paisaje litoral andaluz. La permanencia patrimonial de la arquitectura malagueña. En Cien años de arquitectura en Andalucía. El Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. e-ph cuadernos, No. 3, 2012, p. 244-253.
- MORALES FOLGUERA, José Miguel. La arquitectura del ocio en la Costa del Sol. Málaga: Universidad de Málaga, 1982.
- VV.AA. La Arquitectura del sol_Sunland architecture. Barcelona: Colegios Oficiales de Arquitectos de Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Murcia, Almería, Granada, Málaga y Canarias, 2002.
Datos geográficos
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ETRS 89 UTM Zona 30N | 366002.75856, 4053980.23495 |
SRC WGS 84 | 36°37'19.0"N 4°29'54.8"W |