Benalmádena
Existen 12 ítems patrimoniales en el municipio de Benalmádena:
Monte Calamorro
En Benalmádenaref. 2554Anterior a la carreteraEl Monte Calamorro cuenta con una altitud aproximada a los 780 metros, ofreciendo una vista extraordinaria desde cualquier punto del término de Benalmádena. En él, se realizan diversas actividades de ocio y tiempo libre, contando con una red de caminos total de 2800 metros y un mirador desde el que se divisa la totalidad de los términos de Fuengirola, Torremolinos y, en los días claros, Gibraltar y la Costa Africana. Alberga a media ladera la denominada Cueva del Toro, BIC monumento, con restos arqueológicos y pictóricos.
Telecabina
En Benalmádenaref. 25561999–presenteEsta instalación permite subir a la cima del monte Calamorro, a 771 metros de altura sobre el nivel del mar, y disfrutar de unas excelentes panorámicas de toda la costa. Arranca junto al conocido parque de atracciones Tívoli hasta llegar a la cumbre, donde diariamente se realizan exhibiciones de cetrería, en el denominado Valle de las Águilas. Durante el mes de agosto se organizan sesiones nocturnas especiales para poder observar las Perseidas.
Hotel Alay
En Benalmádenaref. 25571951–1975El hotel Alay se caracteriza por la polivalencia de los usos auspiciada por su promotor, el empresario vasco Fermín Aguirre. El proyecto realizado a principios de los sesenta por el arquitecto Manuel Jaén Albaitero resuelve de forma brillante el complejo programa del conjunto, tanto a nivel formal, como en el plano urbano. En su espléndido salón de congresos se celebró el mítico I Festival de Cine de Autor de Benalmádena (1969), dirigido por Mamerto López-Tapia, todo un oasis de libertad en aquellos años.
Torre Bermeja
En Benalmádenaref. 2559Anterior a la carreteraSituada en la punta del Saltillo, sobre un alto saliente y escarpado, como es característico de la torres de origen nazarí. El lugar ha sido desde los fenicios un fondeadero natural; y sobre esta laja rocosa vértice de las estribaciones de la sierra de Mijas es donde hoy se ubica el Puerto Deportivo de Benalmádena. Los restos arqueológicos de origen romano encontrados en el espacio subacuático denominado Laja Bermeja se relacionan con los cercanos yacimientos fabriles situados en tierra firme.
Edificio Canaima
En Benalmádenaref. 25601951–1975Este edificio de apartamentos situado entre la antigua carretera nacional y el mar, resuelve con elegancia la premisa de los promotores de maximizar el rendimiento del solar. Se construyó a principios de los años 70, que fue una etapa compleja debido a la incidencia en el sector turístico de la crisis del petróleo, unido a la fuerte presión inmobiliaria que ya soportaba toda la Costa del Sol. El arquitecto Fernando Parcha convierte el desnivel y la geometría del solar, perpendicular tanto a la carretera como a la línea de playa, en la base del proyecto.
Torre Quebrada
En Benalmádenaref. 2562Anterior a la carreteraTorre Quebrada es parte de la red defensiva islámica-medieval de torres vigía que se jalonan este litoral y que fue reutilizada y ampliada tras la Reconquista paulatina de estos terrirorios de frontera. Esta torre de origen Nazarí fue reconstruida a finales del Siglo XVI con su geometría actual. Torre Quebrada se sitúa en un tramo de topografía abrupta, donde alternan playas con salientes acantilados, siendo éste el punto más estratégico de la costa entre Torremolinos y Fuengirola, explicando la localización de esta torre.
Fábrica romana de aceite y salazones
En Benalmádenaref. 2563Anterior a la carreteraEstos restos romanos de reciente aparición pertenecen a una instalación industrial vinculada a una villa y que está relacionada de forma directa con las otras villas romanas del corredor litoral. Estuvo en funcionamiento desde el siglo I d.C. hasta el siglo IV d.C. Este descubrimiento fortuito refuerza la teoría del importante papel de la costa andaluza en la explotación de sus riquezas pesqueras durante la época romana. Estas explotaciones industriales están junto a villas residenciales, habitadas por importantes propietarios, y que siguen el modelo de las villae a mare de la península italiana.
Torre del Muelle
En Benalmádenaref. 2564Anterior a la carreteraDa nombre a la urbanización que la rodea y que prácticamente la ha terminado invadiendo, aunque su excepcional posición hace que todavía sea visible desde la carretera. Torremuelle es un importante fondeadero desde la antigüedad, como atestiguan los restos subacuáticos y la cercana Villa Mauritania. Precisamente durante las obras de la carretera nacional afloraron importantes restos romanos.
Pecio de los Santos
En Benalmádenaref. 2715Anterior a la carreteraEl pecio de los Santos parece responder al abandono de la carga de un bergantín inglés –la Isabella– que en 1855 se dirigía a Calcuta desde Génova, para la ornamentación de alguna mansión. Su hallazgo a principios de los sesenta motivó gran atracción ya que por un tiempo se creyó que la estatua localizada que representaba a Dionysos podía tener cierta antigüedad, aunque investigaciones posteriores han desmentido esta hipótesis en base a posteriores inspecciones que localizaron materiales de transporte, estatuas similares de corte clásico y columnas de mármol.
Pontón sobre el Arroyo del Lagar
En Benalmádenaref. 2772Anterior a la carreteraEl arroyo del Lagar crea un barranco que la carretera salvó mediante un pequeño pontón de arco de medio punto de sillería. El trazado se aleja ligeramente de la costa para adentrarse en el barranco buscando la mejor ubicación para cimentar el pontón que se dispone, como era habitual en la época, de manera ortogonal al cauce. Esta ubicación generó un zigzag en planta que justificó la rectificación del trazado y permitió la preservación del pontón.
Puente arroyo Hondo
En Benalmádenaref. 2773Anterior a la carreteraLa obra de fábrica original fue afectada por las inundaciones de los año 80 del siglo XIX, por lo que el ingeniero Luis Claramunt hubo de redactar un nuevo proyecto en el que el arroyo era salvado mediante un gran arco de medio punto con aristas de sillería y bóvedas de ladrillo que fue terminado en 1892. La belleza y singularidad de esta obra hizo que ilustrara la portada de uno de los números de la Revista de la Obras Públicas en 1899.